Metropolitano y líneas de metro, ejemplos para la transformación de la movilidad en nuestras ciudades
La movilidad es una característica inherente a las ciudades que aspiran a la modernidad de su conjunto social. A mayor progreso económico, mayor es la demanda de movilidad de las personas.
La movilidad como servicio describe un alejamiento de la modalidad de transporte personal en vehículo propio hacia soluciones de movilidad que se usan como servicio. Consiste en la combinación de servicios de transporte de proveedores de transporte público y privado, mediante un enlace unificado que crea, gestiona o planifica el viaje. La idea es ofrecer a los viajeros soluciones de movilidad basadas en sus necesidades de viaje.
La movilidad genera una serie de efectos externos, tanto positivos como negativos, a tener en cuenta. En el caso de las externalidades negativas, como son los accidentes de tránsito, la congestión o la contaminación acústica y del aire, resulta prioritario poder reducirlas de forma inteligente y con criterio técnico, aplicable a la realidad de cada ciudad. Ante ello, transformar nuestras ciudades incluye el reto institucional de coordinar las políticas públicas que afectan los temas de planeación urbana, transporte y tránsito.
Solamente, en términos de congestión, es fácil observar en ciudades como Lima y el Callao, que se privilegia la movilidad de los automotores por encima de la de los peatones, alimentando la congestión vehicular.
A su vez, la realidad del transporte público tradicional en nuestras urbes se caracteriza por bajos niveles de calidad en los servicios ofrecidos, fallas en la operación del servicio, presencia de servicios ilegales, alto nivel de siniestralidad, tiempos excesivos en los viajes, elevados costos de transporte para el usuario, impacto negativo al ambiente. Se acelera el cambio climático y se afecta la salud de la población. Por lo que, desde un punto de vista ambiental y social, este patrón de crecimiento urbano es insostenible.
Dos alternativas de solución a dichas externalidades negativas y que constituyen un buen ejemplo para la transformación de la movilidad en nuestras ciudades surge sin duda alguna, tanto con el COSAC I: Corredor Segregado de Alta Capacidad, más conocido como el Metropolitano; como con la línea Uno del Metro de Lima, cuyo recorrido completo entre las estaciones de Villa el Salvador y Bayóvar se estima en cincuenta y cuatro minutos de viaje.
El Metropolitano constituye un buen ejemplo para la transformación de la movilidad de nuestras ciudades
Sin embargo, más allá de garantizar su continuidad y expansión como política pública, las obras de ampliación Norte del Metropolitano a cargo de la Municipalidad Metropolitana de Lima, cuentan ya con más de diez años de atraso, sin que aún sea posible su culminación. Por su parte, las obras de la Línea Dos del Metro de Lima y Callao a cargo del Ministerio de Transportes y Comunicaciones – MTC, cuentan con varios años de atraso debido a una maraña de trabas y desacuerdos entre los actores encargados de su ejecución, mientras que las líneas tres y cuatro del Metro de Lima y Callao continúan en lista de espera en la carpeta de proyectos. Todo lo cual explica porqué únicamente el seis por ciento (6%) de los viajes de Lima y el Callao se realizan en medios accesibles.
Las autoridades del transporte, tanto municipales como del Gobierno Central deben agotar esfuerzos y contar con el apoyo de los propios operadores del transporte en la búsqueda de objetivos comunes que propicien una integración del sistema de transporte, una disminución en los transbordos, de brindar seguridad y vigilancia a los usuarios, de propiciar la adquisición de vehículos y de combustibles limpios y seguros, así como la búsqueda permanente de las mejoras en el servicio de transporte público, en beneficio de la ciudadanía y los usuarios.
Es muy importante también, lograr el objetivo de la consolidación de tecnologías de información para el Recaudo, Control y los Sistemas de información de usuarios, así como el de una formalización gradual en el Sistema de transporte, consiguiendo que los transportistas tradicionales no solo paguen impuestos en favor del Estado sino también cumplan con legalizar a sus trabajadores, evitando así prácticas que vienen impidiendo el desarrollo y modernización de la industria del transporte urbano nacional.
En conclusión, resulta necesario que la Autoridad logre definir y estructurar una solución para sustentar una vida equitativa que, en el ámbito del transporte, se ve muy afectada por desigualdades relacionadas con el acceso, la comodidad, el espacio, el consumo de energía, la desintegración urbana y la congestión vial.